Recuerdo cuando era niño, como en la red de Metro de Madrid trabajan muchas más personas de las que se ven ahora. Nada más entrar, te encontrabas con una mujer taquillera, a la que solías pagar unas 25 pesetas, (unos 15 céntimos de ahora) para obtener tu billete. Bajabas al andén y allí te encontrabas con una cabina, donde un jefe de estación vigilaba las salidas y llegadas de los metros.
Ahora un par de décadas después todo ha cambiado. Entras en el metro, ya no hay taquilleras. Hay máquinas engordadas con pantalla táctil, que absorben tu moneda o tarjeta de crédito para darte el billete que has solicitado. Como todavía gracias a Dios, no somos de respetar mucho a las máquinas, han colocado uno o dos guardias de seguridad, para evitar que hagamos el salto de la rana y nos colemos. Bajamos a la estación vigilados por cámaras y donde antes había un jefe de estación, ahora hay unos vinilos decorativos, tapando aquellos despachos. Aunque podríamos hablar de un cambio de servicios por otros represivos (véase cajera por vigilantes), estamos hablando la implantación de máquinas que sustituyen hombres.
Algo similar está ocurriendo en RR.HH. ya que donde antes trabajan varias personas, ahora empiezan haber ciertos automatismos. Cierto es que la informática ha agilizado muchas tareas, como las evaluaciones del desempeño, la publicación de ofertas de empleo, los programas de nóminas, la formación online, pero no se ha conseguido realizar un equilibrio entre el proceso humano y el proceso máquina. Por ejemplo a un perfil ingeniero con una serie de skills, se le valora según unas tablas. Si esas tablas están medianamente bien completadas, se podrá afinar con la persona no más de un 50%. Y digo 50% porque la otra mitad no se mide con automatismos ni con formulas matemáticas. Se mide con el contacto directo de la persona. No hace falta zambullirse profundamente en su perfil psicológico ya que ni tenemos tiempo, ni para una empresa sería rentable. Pero si conocer ciertos matices de las personas, como sus aspiraciones, su potencial, sus habilidades y con ellas elaborar un plan de acción con esa persona.
Y a la pregunta que se estará formulando en tu cabeza ¿Y que programa informático me sugieres? Te respondería que no hay más programa que tu voluntad y la pasión por tu trabajo.
Si trabajas en recursos humanos es porque realmente te interesan las personas, y seguramente por tu experiencia hayas comprobado ya, que las personas no son recursos y que su gestión no puede ser tratada como tal. La máxima para que un empleado esté al 100% de su rendimiento, no se consigue con metodologías, complementos, cheques de comida, o objetivos. Esa máxima se empieza a construir con un buenos días por la mañana y se termina cuando acudan a recursos humanos para pedir ayuda u orientación para su trabajo. Si se consigue eso, se eliminaran de una vez por todas los “vinilos decorativos” de recursos humanos, y podrán volverse a ver como departamentos esenciales en la empresa, no como vigilantes jurados que controlan el horario para que nadie se salte las BARRERAS existentes.
Sería muy triste por otra parte, que el empresario automatizara el departamento, por una máquina expide nóminas, vacaciones o cursos online sin sentido.
Rhevolucionemos nuestras empresas, es tiempo de ello.
Informa para Rhevolution @by Rubén García Codosero
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